Después de la semana pasada, que tuve que parar el entrenamiento un día, esta semana he vuelto a retomarlo. Cuando ya, el lunes parecía que empezaba a remontar el vuelo, el martes me ha tocado una prueba médica que me dejó para el arrastre el miércoles otra vez con dolores e inmovilidad y ya sabiendo que debo ponerme la mascarilla en ciertas ocasiones.
Ayer me ha tocado encajar de nuevo un duro golpe médico...pero seguimos adelante!! y hoy, para darme un capricho, aunque luego el jefe igual me riñe, me he ido a nadar al mar. Cada uno encaja las cosas a su manera, a estas alturas ya sabéis que yo las encajo nadando y el mar hoy, después de pasar una noche dándole vueltas al coco, me ha serenado...por lo menos mientras estoy allí dentro, rodeada de agua salada, viendo las algas y los peces en el fondo y sólo escuchando el leve ruido de mi chapoteo y de mi respiración, el mundo se detiene. Allí no hay médicos, no hay hospitales, no hay mascarillas, no hay agujas, no hay dolor, sólo hay...MAR!
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